Su padre la consoló cada noche que despertó llorando desesperada necesitando a su madre.
Su madre lloraba por no tenerla, y luchaba para poder estar a su lado.
Sus miedos se acrecentaban y ella solo sabia llorar.
Sus padres siempre la llenaron de amor, pero ella se sentía rodeada de soledad.
Intento gritar, pero nadie pudo entender a la pequeña.
Entonces utilizo su piel para desahogarse.
Una niña que se cegó ante la realidad.
Una niña que se refugió en fantasías para dejar de llorar.
Entonces llego ese muchacho, le tomo la mano y la invito a vivir y sentir
la realidad desde otra perspectiva.
Al principio dolió, dolió y comenzó a perder la cordura.
Nada parecía tener sentido, y las cosas parecían ir peor.
Pero el muchacho sabía que podía sacarla del
Profundo y confuso mar en que naufragaba.
Y hasta hoy siguen tomados de la mano
El se niega a soltarla… Se niega a dejarla caer.
Porque ahora es su niñita y quiere protegerla.
Good!
Kahina.